EDITORIALES

 

BAJO  CANTOR

  

El día 21 de Febrero del 2004, Antonio Fernández Álvarez ("Bajo Cantor" en los foros de buceo), buen conocedor de su gran amiga la mar, no realizó la inmersión que tenía prevista ese día al ver el temporal existente. Y se quedó en la playa contemplando su "amiga alborotada". Con ello, una vez más, dejaba claro que su seguridad era lo primero.

De pronto, oyó unos gritos de desesperación provenientes de personas que miraban, a lo lejos,  hacia unos buceadores que estaban junto a una barca que acababa de zozobrar y que desaparecía entre las olas. Tres buceadores se encontraban en peligro evidente de estrellarse contra las rocas.

Dos consiguieron llegar a la playa extenuados pero el tercero se quedó agarrado a una boya. Bajo Cantor, le gritaba que se soltara de la boya y nadara hacia la playa como habían hecho sus compañeros. Al ver que el buceador con dificultades no se soltaba de la boya, se puso el equipo y se dirigió hacia él para ayudarle a salir de la grave situación en la que se encontraba.

Bajo Cantor no conocía de nada al buceador en dificultades. Pero decidió hacer por el compañero de afición, lo que por él mismo no había hecho: adentrarse en el temporal existente. 
Cuando se encontraba entre el buceador en peligro y la rompiente, una ola lo estrelló contra las rocas.
Antonio quedó boca abajo e inmóvil, a merced de las olas. El buceador al que ayudaba, hizo lo que Antonio le había gritado momentos antes y pudo llegar a la playa.

La mar, su amiga, se dio cuenta del estado crítico de Bajo Cantor y lo único que pudo hacer por él fue devolverlo a la orilla en uno de sus golpes, acercándolo a las personas que, desde tierra, intentaban en vano recuperar su cuerpo.

Los que no tuvimos el honor de conocerle podemos pensar que, aquella acción heroica, fue una locura.
Los que sí le conocieron, no tienen ninguna duda al afirmar que Antonio Fernández, evaluó la situación y decidió arriesgarse por aquella persona que demandaba auxilio inmediato.

Dar la vida por ayudar a un desconocido en peligro, sin ser un profesional de rescate, es un hecho de tal magnitud que en muy contadas ocasiones se produce.
Su propia seguridad ya no era lo primero. No pensó en la raza, religión, sexo o ideas políticas que pudiera tener aquel submarinista en dificultades. Lo único que tenía importancia para Bajo Cantor era ayudarle y ponerlo a salvo. Y lo consiguió.

Antonio dejó a una mujer a la que amaba, a cientos de buceadores que le querían y... a un país que le admira. Dos años después de aquella acción altruista, abnegada, valiente y generosa, los españoles han otorgado a Antonio Fernández Álvarez, "Bajo Cantor", la Medalla al Mérito de Protección Civil.

 

                                                                                                                        Toni Serra.

                                                                                                                          Director.

                                                                                                                   31 de mayo de 2006